viernes, 18 de enero de 2008

La ciencia piquetera

Para quienes promovieron el rechazo de la presencia de Benedicto XVI en la universidad romana de La Sapienza, ha sido una victoria el desistimiento del Papa de aceptar la invitación a dar allí una conferencia.
Al Papa se lo acusó, como se sabe, de utilizar una cita del filósofo Feyerabend hace casi veinte años en el mismo lugar con la cual justificaría el juicio a Galileo. Pero el problema aquí ha sido, principalmente, el de la simplificación de la posición atribuida al entonces cardenal Ratzinger. Cierra perfectamente en la lógica de los opositores al Papa que alguna vez la Iglesia haya condenado a Galileo. Pero en ese caso también deberían combatir con el mismo ardor al filósofo fallecido en 1994.
La crónica de la frustrada visita del Papa señala que Monseñor Enzo Dieci, obispo auxiliar de Roma, fue bloqueado por los manifestantes en el exterior de la universidad, impidiéndole celebrar la misa en la capilla universitaria.
Desconozco si es habitual que se celebre misa en esa universidad, pero como se suele decir cuando se invoca la libertad de expresión para defender la emisión de programas televisivos cuya contribución al decrecimiento del nivel cultural es proporcional al rating que suelen alcanzar, al que no le gusta ir a misa que no vaya, pues a nadie se lo obliga a ello.
En defensa de nuestros escarnecidos piqueteros -los que luchan por un aumento en sus subsidios insólitamente congelados en 150 pesos- habría que decir que, aunque existen entre nosotros algunos de sus pares que son capaces de impedir el funcionamiento de una universidad como la UBA, al menos ellos están reclamando el respeto de un derecho humano básico.

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