sábado, 14 de marzo de 2009

Un jugador compulsivo

Aunque Néstor Kirchner tiene la fama de ser poco desprendido de su dinero -o del dinero que le tocó manejar como gobernador de su provincia, hasta ahora con destino incierto- parece estar experimentando el miedo del jugador que siente que se ha acabado su racha e intenta un pleno contra todos los pronósticos.

El adelantamiento de las elecciones nacionales en casi cuatro meses estaría probando que para él parece mejor asumir una derrota antes de tiempo que esperar a que se produzca cuando deba ser y ya empiece la cuenta regresiva para abandonar la sala de juego.

Pero el paralelismo no es completo, visto que se ha preocupado por quienes manejan el negocio del juego en el país casi como si se tratara de su propio negocio -algunos malpensados dicen que ambas cosas son lo mismo-. Su jugada sería entonces apostar al cero y hacer que todos vayan en esa dirección.

Los números que se manejan fuera de la sala de juego parecen ser hasta ahora los que el dueño del casino espera, pero son muchos los que ya han visto la trampa y huyen de la ruleta. Otros esperan que alguna mano suelte un par de fichas para que sientan la ilusión de estar participando del juego, y el croupier los alienta a que lo hagan, porque la sala se está despoblando y hay que atraer a los incautos que puedan quedar.