miércoles, 22 de octubre de 2008

Toma todo

La perinola fue lanzada. Cayó en "toma todo", como muchas veces en los últimos tiempos. También se podría decir que la velocidad con la que gira el péndulo ha aumentado, pasando desde la obscena desregulación de los noventa a este neoestatismo del siglo XXI, que no merece ser definido como socialismo, como pretende el pintoresco líder bolivariano. Unos diez millones de argentinos habían depositado su confianza en las AFJP, aunque sólo el 35% de ellos son aportantes regulares. Se trata de unos tres millones y medio de "argentinos y argentinas", como le gusta decir a la presidenta. Medido de otro modo, es un 20% del padrón electoral. No es poca cosa, pero si con eso no alcanzara, los "votos del mercado" son capaces de tumbar gobiernos, más que los toscos modales del chacarero De Angeli, la retórica de Buzzi o la autosuficiencia de Biolcati y Llambías. El riesgo país -un simple indicador- está ya en niveles previos a la caída de De la Rúa.
Las AFJP cobraban comisiones superiores al 30% sobre el dinero depositado, y el rendimiento promedio de los fondos depositados se multiplicó más de tres veces desde la devaluación. Cierto es que la crisis financiera mundial no permitía ser optimistas sobre el futuro de esos fondos, pero cuando se ven las líneas del proyecto no se está muy lejos en la comparación con el "corralito" de Cavallo o el "corralón" de Duhalde. Pero de todas maneras el Congreso deberá atajar esta papa caliente y la hipótesis de un nuevo voto "no positivo" no es una fantasía.
Hasta ahora los aportantes al sistema de capitalización sabíamos quién se quedaba con una parte importante de nuestros aportes. Ahora se nos invita a una nueva "redistribución" que más bien parece ser de la pobreza.

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