Sin mayores lágrimas, el comandante de la Revolución dejó el primer plano de la escena. Su visible disminución física ya no permitía que luciera orgulloso su uniforme verde oliva, su cigarro y su barba. Tan sólo se lo podía ver fugazmente en un conjunto deportivo de marca occidental, como un jubilado que se pone su mejor ropa para recibir a las visitas.
El futuro de la isla es, por lo menos, incierto. A su hermano Raúl, silencioso compañero de ruta desde los tiempos de Sierra Maestra, le tocará la difícil tarea de generar los cambios necesarios para el éxito de su propia sucesión, que no tardará en llegar.
Aun los cubanos que viven en la isla se esperanzan con las promesas de cambio, pero para muchos lo que viene será muy duro. El pragmatismo que se le atribuye a Raúl no es menor que su capacidad de organización, ya que durante muchos años tuvo el control estratégico de las fuerzas militares. En esta nueva tarea estará mucho más expuesto y deberá escuchar a su pueblo como pocas veces lo hizo su hermano.
En una perspectiva pesimista, a Cuba podría pasarle lo que le tocó a Alemania del Este después de la caída del muro, algo tan bien metaforizado en la película Good-Bye, Lenin. Para muchos, defensores o no del régimen castrista, sería una realidad muy difícil de aceptar.
martes, 26 de febrero de 2008
lunes, 18 de febrero de 2008
El reto de Cristina
El jefe de Estado de un país tercermundista visitó el continente americano, y entre las escalas de su viaje estuvo Buenos Aires. Allí fue recibido, como se sabe, por la Presidenta, quien le espetó un agrio reclamo por las condiciones deficientes de Guinea Ecuatorial en materia de derechos humanos.
Parece que este pequeño país africano es una de las grandes reservas petrolíferas del mundo, lo cual le ha planteado un interrogante a Cristina, que deberá resolver con su espejo -o bien con su marido-. El "cajero" De Vido le echó un ojo al petróleo guineano y Néstor tomó nota. Es conocida la virtud, que en otros sería defecto, que tiene el ahora primer ciudadano de ver dos cosas al mismo tiempo.
Mariano Grondona, que en general rechaza todo aquello que huela a tercermundismo, ha debido reconocer que Guinea Ecuatorial es el país que más crece en el mundo, incluso más que China, con lo cual la declarada ambición de Cristina de seguir creciendo "a tasas chinas" estaría quedando corta. Pero no ha dejado pasar la oportunidad de señalar que Cristina ha quedado presa de un discurso al cual ha adherido con sincero entusiasmo, aunque su marido se ha encargado de reforzarlo con gestos estratégicos. En consecuencia, el profesor que lee a Maquiavelo le aconseja que mire al compadre Lula, que no hace otra cosa que seguir la línea trazada por la diplomacia brasileña (pero la dictadura "occidental y cristiana" alguna vez, a través de Costa Méndez, se abrazó con el Anticristo cubano). Curioso razonamiento, cuando desde las mismas páginas no se ha cansado de denostar al parlanchín de Caracas.
Parece que este pequeño país africano es una de las grandes reservas petrolíferas del mundo, lo cual le ha planteado un interrogante a Cristina, que deberá resolver con su espejo -o bien con su marido-. El "cajero" De Vido le echó un ojo al petróleo guineano y Néstor tomó nota. Es conocida la virtud, que en otros sería defecto, que tiene el ahora primer ciudadano de ver dos cosas al mismo tiempo.
Mariano Grondona, que en general rechaza todo aquello que huela a tercermundismo, ha debido reconocer que Guinea Ecuatorial es el país que más crece en el mundo, incluso más que China, con lo cual la declarada ambición de Cristina de seguir creciendo "a tasas chinas" estaría quedando corta. Pero no ha dejado pasar la oportunidad de señalar que Cristina ha quedado presa de un discurso al cual ha adherido con sincero entusiasmo, aunque su marido se ha encargado de reforzarlo con gestos estratégicos. En consecuencia, el profesor que lee a Maquiavelo le aconseja que mire al compadre Lula, que no hace otra cosa que seguir la línea trazada por la diplomacia brasileña (pero la dictadura "occidental y cristiana" alguna vez, a través de Costa Méndez, se abrazó con el Anticristo cubano). Curioso razonamiento, cuando desde las mismas páginas no se ha cansado de denostar al parlanchín de Caracas.
sábado, 16 de febrero de 2008
Subtes: dos noticias que se cruzan
Una de las promesas de campaña de Mauricio Macri fue la construcción de nuevas líneas de subterráneo en la ciudad de Buenos Aires. Aún no hay fecha cierta para la inauguración de la prolongación de la línea A, que según La Nación sucederá tan solo en dos años.
Por otro lado, el mismo jueves 14 pudo leerse en Clarín una noticia completamente opuesta, que parece más cercana a la promesa de Mauricio (y de paso responde a la conocida tendencia de ese matutino de publicar noticias convenientes al oficialismo de turno; en cambio, el diario de los Mitre, pese a su conocido alineamiento macrista, ha empezado a hacer notar cierta disconformidad ante la excusa recurrente de lo que no hicieron los gobiernos anteriores).
En una evaluación con pretensiones de objetividad resulta un poco difícil de creer que sea más fácil construir cuatro líneas nuevas y no poder terminar algo que parecía ya estar listo.
Buenos Aires tiene subterráneo desde 1913. En los últimos cuarenta años apenas se construyeron unos pocos kilómetros de recorrido, que frente al crecimiento de la ciudad han resultado notoriamente insuficientes. A la vez las lineas proyectadas están pensadas con un criterio lógico, que es ofrecer más de una alternativa para llegar a puntos claves de la ciudad (por ejemplo, Retiro o Plaza Italia). Pero mientras se las construya no serán pocos los inconvenientes en la circulación terrestre, por lo cual es de esperar que se lo haga en el menor tiempo posible.
Por otro lado, el mismo jueves 14 pudo leerse en Clarín una noticia completamente opuesta, que parece más cercana a la promesa de Mauricio (y de paso responde a la conocida tendencia de ese matutino de publicar noticias convenientes al oficialismo de turno; en cambio, el diario de los Mitre, pese a su conocido alineamiento macrista, ha empezado a hacer notar cierta disconformidad ante la excusa recurrente de lo que no hicieron los gobiernos anteriores).
En una evaluación con pretensiones de objetividad resulta un poco difícil de creer que sea más fácil construir cuatro líneas nuevas y no poder terminar algo que parecía ya estar listo.
Buenos Aires tiene subterráneo desde 1913. En los últimos cuarenta años apenas se construyeron unos pocos kilómetros de recorrido, que frente al crecimiento de la ciudad han resultado notoriamente insuficientes. A la vez las lineas proyectadas están pensadas con un criterio lógico, que es ofrecer más de una alternativa para llegar a puntos claves de la ciudad (por ejemplo, Retiro o Plaza Italia). Pero mientras se las construya no serán pocos los inconvenientes en la circulación terrestre, por lo cual es de esperar que se lo haga en el menor tiempo posible.
sábado, 9 de febrero de 2008
Balas de fogueo para una función de despedida
La Presidenta va por más. Ayer en Puerto Madero defendió otro proyecto de "tren bala", que reemplazaría al actual servicio a Mar del Plata -que cada tanto es noticia por sus retrasos, aunque ninguno tan escandaloso como el del llamado "Gran Capitán", que por apenas 30 pesos realizaba la travesía por la Mesopotamia-.
Lo curioso es que en el mismo acto se ocupó de desempolvar los archivos y criticó así editoriales de casi veinte años de antigüedad que cuestionaban los proyectos de urbanización de Puerto Madero. Los tiempos han cambiado: uno de los símbolos de la ejecutividad menemista ahora es disfrutado por el primer ciudadano, y entonces aparece más importante defender la visión político-empresarial del ex empleado del grupo Macri que como delegado del Poder Ejecutivo impulsó esas obras. Claro que su prontuario pesó más que su inteligencia, pero en tiempos de escuelas que dejan de ser tales resulta justo reivindicar, así sea tardíamente, al pionero en promover este tipo de reciclajes.
Desde Puerto Madero también se cocinó el regreso de una oveja perdida, extraviada en los desvaríos del radicalismo residual, que antaño se jactaba de romperse pero nunca doblarse. A casi un siglo de ser el partido que canalizó los anhelos de la clase media, hoy uno de sus dirigentes más conocidos es un cómico que basó su éxito en las imitaciones de personajes de la vida pública y luego en ser una de las caras visibles de los ahorristas defraudados por la necesaria combinación entre el sistema bancario y las políticas de pesificación asimétrica del Estado argentino. Otro actor, que supo manejar los tiempos de la comedia y que en sus apariciones públicas mostró escasas dotes de empatía, ha encabezado en una de las últimas funciones el elenco de una compañía que en cualquier momento cierra definitivamente el telón. Ironías del destino: el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical ocupa la misma cuadra que la sede de la Asociación Argentina de Actores.
Lo curioso es que en el mismo acto se ocupó de desempolvar los archivos y criticó así editoriales de casi veinte años de antigüedad que cuestionaban los proyectos de urbanización de Puerto Madero. Los tiempos han cambiado: uno de los símbolos de la ejecutividad menemista ahora es disfrutado por el primer ciudadano, y entonces aparece más importante defender la visión político-empresarial del ex empleado del grupo Macri que como delegado del Poder Ejecutivo impulsó esas obras. Claro que su prontuario pesó más que su inteligencia, pero en tiempos de escuelas que dejan de ser tales resulta justo reivindicar, así sea tardíamente, al pionero en promover este tipo de reciclajes.
Desde Puerto Madero también se cocinó el regreso de una oveja perdida, extraviada en los desvaríos del radicalismo residual, que antaño se jactaba de romperse pero nunca doblarse. A casi un siglo de ser el partido que canalizó los anhelos de la clase media, hoy uno de sus dirigentes más conocidos es un cómico que basó su éxito en las imitaciones de personajes de la vida pública y luego en ser una de las caras visibles de los ahorristas defraudados por la necesaria combinación entre el sistema bancario y las políticas de pesificación asimétrica del Estado argentino. Otro actor, que supo manejar los tiempos de la comedia y que en sus apariciones públicas mostró escasas dotes de empatía, ha encabezado en una de las últimas funciones el elenco de una compañía que en cualquier momento cierra definitivamente el telón. Ironías del destino: el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical ocupa la misma cuadra que la sede de la Asociación Argentina de Actores.
domingo, 3 de febrero de 2008
El manoseo
Una vez más se recuerda un episodio emblemático de la "viveza criolla": el gol de Maradona con la mano a los ingleses. Los ingleses quisieron creer que les había pedido perdón, y él después lo negó, como hízo tantas veces antes.
A ese gol se lo bautizó como "la mano de Dios", y muchos argentinos creímos en el endosamiento de su autor, que más temprano que tarde reveló sus numerosas flaquezas. Ahora, por ejemplo, les tocó el turno a sus compañeros de selección, que tampoco habrán sido carmelitas descalzas en sus épocas de futbolistas. Seguramente ninguno de ellos abrió la boca para condenarlo al ver cómo sufría tras sus notorios excesos.
Pero los dioses sufren la indiferencia. Por eso hay que hablar de ellos, bien o mal. Y si ellos no advierten que no son tan omnipotentes como parecen, el mejor remedio es dejarlos que sigan hablando. Quizás su frase más lúcida la pronunció en uno de los peores momentos de su vida: "Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha". No se mancha cuando rueda por el césped, pero sí cuando se la manosea indebidamente, como si de ella dependiera el destino de una nación.
Una de las escenas más tiernas de la película "Iluminados por el fuego" es cuando, después de la rendición, uno de los soldados toma una pelota de fútbol y empieza a patearla hacia sus compañeros. Esa pelota estaba sucia por haber estado a la intemperie, pero en los pies de esos adolescentes obligados a madurar a la fuerza cumplía la misma función que en los de Maradona, aunque con ella nunca se convertiría ningún gol memorable. No había rodado por el escaso césped de las islas, pero al menos no quedó manchada de sangre, lo cual no autoriza a equiparar una guerra con un partido de fútbol.
A ese gol se lo bautizó como "la mano de Dios", y muchos argentinos creímos en el endosamiento de su autor, que más temprano que tarde reveló sus numerosas flaquezas. Ahora, por ejemplo, les tocó el turno a sus compañeros de selección, que tampoco habrán sido carmelitas descalzas en sus épocas de futbolistas. Seguramente ninguno de ellos abrió la boca para condenarlo al ver cómo sufría tras sus notorios excesos.
Pero los dioses sufren la indiferencia. Por eso hay que hablar de ellos, bien o mal. Y si ellos no advierten que no son tan omnipotentes como parecen, el mejor remedio es dejarlos que sigan hablando. Quizás su frase más lúcida la pronunció en uno de los peores momentos de su vida: "Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha". No se mancha cuando rueda por el césped, pero sí cuando se la manosea indebidamente, como si de ella dependiera el destino de una nación.
Una de las escenas más tiernas de la película "Iluminados por el fuego" es cuando, después de la rendición, uno de los soldados toma una pelota de fútbol y empieza a patearla hacia sus compañeros. Esa pelota estaba sucia por haber estado a la intemperie, pero en los pies de esos adolescentes obligados a madurar a la fuerza cumplía la misma función que en los de Maradona, aunque con ella nunca se convertiría ningún gol memorable. No había rodado por el escaso césped de las islas, pero al menos no quedó manchada de sangre, lo cual no autoriza a equiparar una guerra con un partido de fútbol.
sábado, 2 de febrero de 2008
Otro tren, el de la impotencia
Las conciencias culposas los llaman "recicladores urbanos". El otro nombre, "cartoneros", rezuma desprecio, aunque también remite al de aquel testigo que mientras hacía su tarea vio cómo Monzón tiraba a su mujer desde el balcón, y más adelante, unido al de su nombre propio, fue usado por el inefable Diego para caracterizar al ingeniero que hoy precisamente se debate con estos habitantes del paisaje cotidiano. También se les decía "cirujas", según parece, por su habilidad casi de cirugía para separar los residuos.
Un fallo judicial, de uno de estos jueces a los que les gusta hacerse notar, ordena a una empresa ferroviaria a poner a disposición de estos exponentes de la miseria argentina una formación de vagones que ya había sido desmantelada. La empresa responde que esa formación había sido retirada por el estado ruinoso en el que había quedado como consecuencia inevitable de un uso no previsto para ella, y que por lo tanto no podrá reponerla. Tampoco sería lógico pretender que se desafecte del ya deficiente servicio otro grupo de vagones y con ello aumenten las penurias de los pasajeros que van y vuelven de su trabajo.
Los cartoneros porteños, o un grupo de ellos, han recibido el obvio apoyo de los "luchadores sociales" de tiempo completo, cuya dedicación a ese tipo de causas en general no ha tenido una compensación adecuada en las urnas. Por cierto, ellos son trabajadores -informales- y muchas veces han dicho que esa penosa tarea es lo único que los ha salvado de caer en el delito. Es tiempo de que los que tienen la palabra al respecto se empeñen en buscar una solución que contemple sus necesidades y no signifique más molestias que las que ya padecen muchos vecinos de la ciudad, sensibles o no tanto.
Un fallo judicial, de uno de estos jueces a los que les gusta hacerse notar, ordena a una empresa ferroviaria a poner a disposición de estos exponentes de la miseria argentina una formación de vagones que ya había sido desmantelada. La empresa responde que esa formación había sido retirada por el estado ruinoso en el que había quedado como consecuencia inevitable de un uso no previsto para ella, y que por lo tanto no podrá reponerla. Tampoco sería lógico pretender que se desafecte del ya deficiente servicio otro grupo de vagones y con ello aumenten las penurias de los pasajeros que van y vuelven de su trabajo.
Los cartoneros porteños, o un grupo de ellos, han recibido el obvio apoyo de los "luchadores sociales" de tiempo completo, cuya dedicación a ese tipo de causas en general no ha tenido una compensación adecuada en las urnas. Por cierto, ellos son trabajadores -informales- y muchas veces han dicho que esa penosa tarea es lo único que los ha salvado de caer en el delito. Es tiempo de que los que tienen la palabra al respecto se empeñen en buscar una solución que contemple sus necesidades y no signifique más molestias que las que ya padecen muchos vecinos de la ciudad, sensibles o no tanto.
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