jueves, 30 de octubre de 2008

Doble comando

El cargo vacante de director técnico de la selección argentina de fútbol generó casi tanta expectativa como en otra época la designación de un ministro de Economía. No es que ahora los recambios ministeriales no sean posibles, pero sin excepción los designados tienen un perfil tan bajo que, por ejemplo, el actual ministro de Economía se llama Carlos Fernández, pero sería lo mismo que se llamara José García o Juan Pérez.
El lobby a favor de Diego Maradona encontró en Julio Grondona la permeabilidad necesaria, pero el viejo zorro que gobierna el fútbol argentino desde hace casi tres décadas entrevió la pertinencia de encontrar un garante para las decisiones que deba tomar Maradona. Tras limar alguna aspereza por cosas del pasado, el doctor Carlos Salvador Bilardo, que se desempeñaba como funcionario del gabinete de Daniel Scioli, aceptó el cargo de "secretario técnico", una forma de decir que los escasos y lejanos antecedentes de Maradona en el tema ameritan una suerte de garantía.
Scioli no se pudo resistir al llamado de Grondona -tal vez haya mediado otro llamado de las altas esferas- y sólo puso como condición que Bilardo pueda culminar su gestión con la realización de los Juegos Deportivos Bonaerenses, una pálida secuela de aquellos campeonatos "Evita" realizados a nivel nacional, en los que según la tradición un joven Carlos Menem, como jugador de básquet representante de su provincia, recibió de manos de la Abanderada de los Humildes la copa que premiaba su triunfo.
Lo de Maradona y Bilardo no es un matrimonio sino una relación de conveniencia mutua. Alguna vez el "Narigón" recibió la recriminación del Diez en plena cancha, cuando intentaba uno de sus regresos en España. Hay muchos secretos entre ellos, y seguramente así se mantendrán, si cada uno encuentra su lugar en esta peculiar sociedad.

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