sábado, 14 de junio de 2008

No voy en tren, voy en avión

Sigue diciendo la letra de marras: "No necesito a nadie/a nadie alrededor". Sin embargo muchos, a su modo, quisieron estar cerca de él, como Nito Mestre, su compañero de juventud, el que suavizaba con su voz la dureza de sus letras. También su hijo, que lo acompañó en ese viaje de vuelta -frase que no encubre segundas intenciones-.
La vida de un artista, se sabe, no es la del común de los mortales. Quien haya visto aquella película Amadeus tendrá presente que el talento para el arte no corre parejo con la habilidad para relacionarse con los mediocres de este mundo. Otro de los amigos de aquella época, León Gieco, trazó un paralelo similar cuando habló de los "Salieris de Charly".
Para muchos -entre quienes me incluyo- Charly García ha sido, con más de una canción inolvidable, un compañero de adolescencia y juventud. Sin embargo él quiso vencer su propio envejecimiento, retornando una y otra vez a aquella adolescencia de Sui Géneris -de hecho hasta hace unos días se hablaba de un nuevo reencuentro musical de Charly y Nito-. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos -incluida la señora Presidenta, que le cedió a Charly un lugar simbólico, el que pensó su marido para cuando necesitara atención médica-. Pero Charly insiste en querer ser el mismo que viene jugando con la locura desde hace años, aunque este escándalo amenace con ser el último posible. Tal vez aquella profecía de empezar a quedarse solo se cumpla de manera poco pensada, pero al menos espero que el final le llegue, esté donde esté, con una guitarra en la mano.

No hay comentarios: